Reproducción de los hámsters, duración, gestación y desarrollo de crías

Reproducción de los hámsters
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Los hámsters son un conjunto de roedores que constan de aproximadamente 20 especies, distribuidas principalmente en Oriente medio y algunas regiones de Norteamérica. La reproducción de los Hámsters es muy sencilla, por lo cual es común que estos pequeños roedores sean muy usados como mascotas, y representen un particular interés en la experimentación en laboratorio, debido a la gran fertilidad y fecundidad de las hembras.

Los hámsters son animales muy curiosos; una de sus características más llamativas es la presencia de bolsas en las mejillas, en las cuales almacenan el alimento que van recolectando y no ingieren directamente. Estas bolsas son bastante elásticas y abarcan desde las mejillas hasta la base de los hombros, siendo sorprendente la cantidad de comida que pueden llevar en ellas. Además, estas bolsas le proporcionan una apariencia graciosa, cuando sus mejillas están repletas de alimento.

Los hámsters tienen una posición taxonómica debatida dentro del orden Rodentia. Sin embargo, actualmente se ubican en la familia Cricetidae (Subfamilia Cricetinae). Dentro de esta agrupación de roedores encontramos varios géneros, entre los cuales podemos mencionar: Allocricetulus, Cansumys, Cricetus, Cricetulus, Mesocricetus, Phodopus y Tscherskia, siendo las especies más comunes empleadas como mascotas las de los géneros Cricetulus, Mesocricetus y Phodopus que, además, son los más ricos en especies y los que muestran características más deseables para su domesticación.

Estos roedores son bastante fértiles, por lo que la reproducción de los Hámsters ocurre frecuentemente, si las condiciones ambientales y la disponibilidad de alimento son óptimas. La mayoría de las especies muestra un comportamiento solitario en la naturaleza, además, tienen su mayor pico de actividad durante el crepúsculo y la noche, lo que los hace mascotas ideales para quienes pasan gran parte del día fuera de casa.

Muy pocas especies toleran la presencia de otros ejemplares por un largo período de tiempo, existiendo especies como los hámsters sirios y chinos, donde las hembras muestran hostilidad con el macho. Esto ocurre, sobre todo, si el macho permanece muy cercano a ellas tras el acto de reproducción, si las hembras se encuentran en estado de gravidez o si no están listas para aparearse.

Los machos tienen una vida reproductiva más larga que las de las hembras. La reproducción de las hembra puede extenderse por un período cercano a los dos años, casi de manera ininterrumpida. La longevidad de estos roedores depende de la especie. Las especies de menor tamaño viven entre 18 meses y tres años, tal y como ocurre con los hámsters rusos y otros grupos de pequeña talla. Mientras que especies de mayor tamaño pueden alcanzar los cuatro años de vida en la naturaleza. En cautiverio, la longevidad de todas las especies puede extenderse, si las condiciones de cría son las adecuadas.

Características de la reproducción de los hámsters

Al ser animales tan carismáticos y de fácil mantenimiento, es común la domesticación de varias especies, que constan de características reproductivas similares. Debido a la fácil reproducción de los hámsters, las especies que tradicionalmente se han domesticado son Mesocricetus auratus, Phodopus roborovskii, Cricetulus barabensis, Cricetulus griseus, Phodopus sungorus y Phodopus campbelli. El resto de especies son menos recomendables para mantener en cautiverio, debido a su agresividad y a las condiciones críticas de sus poblaciones en la naturaleza.

En la naturaleza, la reproducción de los hámsters está mediada por las condiciones ambientales, existiendo especies que solo se reproducen estacionalmente, mientras que otras especies se reproducen durante todo el año. Todos los hámsters tienen dimorfismo sexual poco evidente, pues el macho y la hembra no son fácilmente diferenciables a simple vista. Sin embargo, al observar el área donde se encuentran los genitales, resulta sencillo determinar los sexos.

Una de las especies más utilizadas como mascotas, Mesocricetus auratus, mejor conocido como hámster dorado o hámster Sirio, tiende a reproducirse estacionalmente en la naturaleza, principalmente debido a disponibilidad de recursos. Por otro lado, la reproducción de los hámsters enanos puede ocurrir a lo largo de todo el año.

De igual forma, en cautiverio es posible obtener camadas durante todo el año, ya que la disponibilidad de recursos es constante y estos roedores no están sometidos a presiones ambientales. En la reproducción de los hámsters de algunas especies, como el hámster ruso, el fotoperiodo es el principal catalizador para el inicio de la reproducción en la naturaleza.

Es común durante la reproducción de los hámsters de todas las especies, que antes de que ocurra el apareamiento, el macho persiga a la hembra hasta obtener su aprobación para copular. Generalmente, la hembra y el macho se levantan sobre sus patas traseras y se enfrentan entre sí. Luego se acicalan por un periodo de tiempo variable, hasta que la hembra se da vuelta y levanta su cola, permitiendo la copulación, que dura unos pocos segundos. Las copulaciones pueden repetirse varias veces, hasta que la hembra comience a mostrar signos de agresividad con el macho.

Capacidad reproductiva de los hámsters

Una hembra madura de hámster puede entrar en celo cada cinco a siete días, si no es fecundada por el macho, siendo su ciclo estral muy corto. Después de la fecundación, una hembra adulta sana puede producir, en promedio, de ocho a diez crías y en casos extremos más de una docena.

La gestación de las hembras es variable, dependiendo de la especie que se evalúe. En la reproducción de los hámsters sirios, por ejemplo, la gestación es alrededor de dos semanas aproximadamente. Por otro lado, en especies como las del género Phodopus (hámsters enanos) donde se incluyen el hámster ruso y Roborowski, comúnmente criados en cautiverio, la gestación se extiende por alrededor de tres semanas a un mes.

El número de crías es superior en aquellas especies de mayor tamaño, como el hámster sirio y el hámster chino, donde las hembras pueden tener entre siete y 12 crías regularmente, e incluso más de 16 crías en una camada. En contraste, los hámsters enanos conciben típicamente entre tres y seis crías.

Las hembras que paren un número elevado de crías, generalmente no pueden ofrecer el mismo cuidado para todas ellas. En estos casos, lo común es que la hembra elimine a varias crías y las ingiera para recuperar recursos, de esta manera garantiza el bienestar del resto de la camada. En condiciones naturales, una hembra de hámster puede tener alrededor de cinco camadas por año, si las condiciones son óptimas.

Cuidado de las crías

Tras la reproducción de los hámsters, las hembras se encargan en solitario del cuidado de las crías. Durante un periodo de aproximadamente tres semanas, la hembra amamanta a sus crías constantemente, las cuales se desarrollarán de manera muy rápida. En la mayoría de las especies, las crías maduran sexualmente después de la tercera semana desde el nacimiento.

Un comportamiento llamativo de la reproducción de los hámsters, es que las hembras pueden comerse a sus crías si son perturbadas o si sienten que las crías están en peligro. Por otro lado, también son capaces de transportarlas en sus mejillas a un lugar seguro de la madriguera.

En aquellas especies criadas en cautiverio, no es recomendable tener contacto con las crías, aunque la hembra este acostumbrada al contacto humano. Esto es debido a que la hembra puede confundir nuestra presencia con algún peligro para sus crías, y puede optar por matarlas y comérselas. Al ser animales con extraordinario olfato, el cambio de olor de las crías por el contacto humano puede desencadenar este comportamiento característico en la reproducción de los hámsters.

El cuidado parental en la reproducción de los hámsters es raro en estos roedores y solo ocurre en la naturaleza en especies como Phodopus cambelli, donde la presencia masculina alivia el estrés termorregulador de la hembra, pues esta especie vive en climas muy fríos con poca disponibilidad de agua. En esta especie, la presencia del macho garantiza la supervivencia y desarrollo de las crías.

Comportamiento durante la reproducción

En la naturaleza, es poco común observar agrupaciones de estos animales, pues en general, tienen interacciones agresivas entre ellos. Esto es especialmente cierto para algunas especies de gran tamaño como Cricetus cricetus (hámster común), cuyo mantenimiento en cautiverio es muy raro, debido a la agresividad que muestran las hembras con los machos.

Otras especies como los hámsters dorados son animales solitarios y tienen un sistema de apareamiento promiscuo, en el que los machos y hembras pueden aparearse con varios individuos. Algunas observaciones indican que los hámsters de varias especies tienen la capacidad de discriminar olores individuales, y existe evidencia de que este es uno de los mecanismos empleados por las hembras para seleccionar pareja.

Si las hembras están receptivas, la cópula ocurre de manera rápida. Sin embargo, si la hembra no está receptiva puede comportarse de manera muy agresiva con el macho e incluso puede matarlo. Las hembras de hámster chino (Cricetulus griseus) y las hembras del hámster sirio, suelen ser muy agresivas con los machos si no están dispuestas a reproducirse, y en cautiverio es recomendable no tener animales de distintos sexos en el mismo recinto. Esto se debe a que las disputas territoriales son muy frecuentes.

En estas especies, la tolerancia solo ocurre entre ejemplares del mismo sexo, incluso si son animales no emparentados. Por otro lado, los hámsters enanos, como Phodopus sungorus y Phodopus roborovskii, muestran cierto grado de sociabilidad. Asimismo, requieren de menos cuidados a la hora de retirar a los machos del recinto donde la hembra cuidará a las crías.

Con las especies de menor tamaño, el macho es retirado a un recinto separado, solo para evitar eventos reproductivos sucesivos. La copulación ocurre generalmente durante la noche, cuando estos animales tienen su pico de actividad.

Reproducción de los hámsteres en cautiverio

En cautiverio, es común que se tengan varias medidas de seguridad para evitar altercados entre los machos y las hembras y, a su vez, medidas para el cuidado de las crías tras el destete. En especies que muestran cierto grado de agresividad con sus congéneres como los hámsters dorados, lo recomendable es mantener al macho y a la hembra en recintos separados con posterioridad a que ocurra la cópula. Esto es debido a que la hembra puede ser muy agresiva y puede causarle al macho lesiones graves.

Reproducción de los hámsters en cautiverio
Elena Vyaseleva/sp.depositphotos.com

Para llevar una reproducción de los hámsters de manera exitosa, es necesario proveer a la hembra de una alimentación balanceada, además de materiales suaves para la construcción del nido o morada, donde mantendrá a sus crías. Tras la cópula, es necesario mantener a la hembra en un lugar con el menor grado de perturbación posible, para evitar que la hembra aborte a sus crías.

Asimismo, después del nacimiento de las crías, es importante continuar con el aislamiento, para evitar que ocurra el infanticidio y consumo de las crías por parte de las madres. Este comportamiento de canibalismo es útil, para recuperar proteínas rápidamente para el siguiente evento reproductivo. El canibalismo es muy común en hembras primerizas o muy jóvenes, que no cuentan con la experiencia y energía para mantener a una camada con numerosas crías.

Las crías del hámster son altriciales, por lo que nacen ciegas, sin pelo y con escasa movilidad. A pesar de esto, solo pasan cuatro semanas para que se desarrollen completamente y puedan reproducirse. En cautiverio, es recomendable que las hembras inicien la reproducción a la edad de tres meses, para evitar la pérdida de camadas por canibalismo o ineficiencia en el cuidado de las crías.

Por otro lado, después del parto, debido a que las crías son capaces de reproducirse de manera muy rápida, es recomendable separar a los machos de las hembras, para evitar eventos de reproducción no deseados entre hermanos y la consecuente producción de crías endogámicas.

Endogamia en la reproducción de los hámsters

En las poblaciones de algunas especies criadas en cautiverio, la reproducción de los hámsters se ha realizado de manera repetida entre individuos relacionados. Debido a esto, se considera que especies como los hámsters sirios domésticos, presentan una mínima variabilidad genética en el mundo, un evento conocido como cuello de botella.

A pesar de esto, esta especie domesticada no muestra señales o signos evidentes de depresión endogámica como los observados en otras especies de animales, cuyo éxito reproductivo se ha visto claramente disminuido u alterado.

Sin embargo, algunas características reproductivas de los hámsters sirios domésticos fueron comparadas con ejemplares silvestres. Gracias a esto, se llegó a la conclusión de que los hámsters machos silvestres tienen un mayor éxito de reproducción que los ejemplares machos domésticos. Esto ocurre, a pesar de no existir diferencias marcadas en el comportamiento sexual de las poblaciones silvestres y las poblaciones en cautiverio, lo que puede ser un efecto fisiológico oculto de la endogamia, que debe ser aclarado en futuros estudios.

Resumen de lo estudiado

Generalidades en la reproducción– Son animales de fácil reproducción.
– Especies domesticadas: M. auratus, P. roborovskii, C. barabensis, C. griseus, P. sungorus y P. campbelli.
– La reproducción depende de las condiciones ambientales. Algunas especies se reproducen todo el año y otras estacionalmente.
– Presentan dimorfismo sexual poco evidente.
– El macho corteja a la hembra persiguiéndola hasta que aprueba la cópula.
– La cópula puede durar varias horas y luego la hembra muestra agresividad hacia el macho.
Capacidad reproductiva– El ciclo estral de una hembra madura ocurre cada 5 o 7 días si no es fecundada.
– Tras la fecundación, una hembra de hámster sirio puede parir entre 8 y 10 crías e incluso más de una docena de crías. Las especies de hámsters enanos tienen menos crías que las especies más grandes, siendo de entre tres y seis crías.
– Las hembras que paren un número elevado de crías y no pueden mantenerlas a todas, eliminan varias y se las comen, para garantizar la supervivencia del resto de la camada.
– El tiempo de gestación varía según las especies. Una hembra sana puede tener cinco camadas al año.
Cuidados parentales– Las hembras cuidan solas a sus crías en la mayoría de las especies.
– Las crías son amamantadas por tres semanas, tiempo en el que se desarrollan casi por completo e inician la alimentación con semillas y vegetales.
– Las crías son sexualmente maduras tras la tercera semana.
– Solo las especies sociales tienen cuidados por parte del macho sobre las crías.
– Las hembras pueden matar y consumir a las crías si sienten que están en peligro
Comportamiento durante la reproducciónLa mayoría de las especies son solitarias debido a la agresividad entre sexos.
Las hembras pueden seleccionar a los machos por su olor.
Machos y hembras pueden aparearse con varias parejas.
En cautiverio, es necesario mantener a los sexos separados para evitar las interacciones negativas.
Los hámsteres enanos son más sociables y menos agresivos entres sexos.
Reproducción en ambiente doméstico– Mantener a los sexos separados si la hembra no está receptiva, para evitar las peleas.
– Mantener una dieta óptima para que la hembra no se coma a las crías y pueda mantenerlas.
– Las hembras deben iniciar la reproducción después del tercer mes de vida, para evitar la pérdida de camadas.
– Luego del destete en necesario separar a las crías por su sexo, para evitar la reproducción entre hermanos.
Endogamia– Algunas especies criadas en cautiverio son altamente endogámicas.
– Los individuos de hámsters sirios comercializados como mascotas, provienen de múltiples apareamientos entre ejemplares relacionados.
– Su variabilidad genética es baja, por lo que los machos silvestres son más exitosos reproductivamente que los criados en cautiverio.

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Referencias

  1. Avanzi, M. (2017).
  2. Fritzsche, P., Neumann, K., Nasdal, K. et al. (2006). https://doi.org/10.1007/s00265-006-0159-3
  3. Fritzsche, P. (2008).
  4. Wynne-Edwards, K. E. (1998).
  5. YELLON, S. M., & GOLDMAN, B. D. (1984).

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