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Las jirafas son uno de los mamíferos (clase Mammalia) más llamativos que existen en el reino animal. Se caracterizan por sus largos y estilizados cuellos, e igualmente alargadas patas, que le confieren una altura mayor a los 5 m y las convierten en los animales más altos en la actualidad. Las jirafas presentan dimorfismo sexual, es decir, los machos suelen ser más altos (entre 5.8 m y 6 m) y pesados (1.000 Kg) que las hembras (5 m y los 800 Kg); al nacer, las crías cuentan con una altura aproximada de 1,8 m y pueden pesar hasta unos 100 Kg. La reproducción de las jirafas es considerada un tópico de estudio de interés para su conservación en vida silvestre y cautiverio, son categorizadas como criadoras no temporales y poliestrales.
Anteriormente, se consideraban que las jirafas pertenecían a una sola especie (Giraffa camelopardalis) pero actualmente se reconocen cuatro especies perteneciente al género Giraffa: G. camelopardalis, G. reticulata, G. tippelskirchi y G. giraffa; así como varias subespecies que se diferencian entre sí por sus patrones de coloración. En general, las jirafas presentan manchas oscuras —marrones, castaño oscuro, naranja oscuro y negro— sobre un pelaje de un color más claro —castaño claro, blanco o crema—, este patrón de coloración les permite camuflarse en los paisajes africanos. Las jirafas solo se encuentran de forma silvestre en el continente africano.
Los grupos de jirafas son dinámicos, aunque no son animales territoriales tampoco desarrollan fuertes vínculos sociales; por lo que, los grupos de jirafas suelen variar en la composición de sus miembros; estos pueden ser grupos mixtos, formados en su mayoría por hembras, crías y machos jóvenes, ya que los machos adultos suelen desplazarse de manera solitaria. No obstante, las crías pueden permanecer con sus madres por algunos meses, debido a que son más vulnerables a los depredadores; las madres suelen ser muy sobre protectoras, defendiendo a sus crías incluso con patadas. La reproducción de las jirafas comienza con el enfrentamiento entre machos adultos para establecer quién es el macho dominante y, por lo tanto, el macho que tiene mayor éxito reproductivo.
En este artículo, vamos a ahondar un poco más en la reproducción de las jirafas.
Aparato reproductor masculino y femenino
El aparato reproductor de las hembras está compuesto por una vagina que puede alcanzar los 20 cm de largo, con una pared muscular gruesa y un cuello uterino de 6 a 10 cm de longitud; un útero que consta de dos cuernos simétricos curvos, los cuales se encuentran unido inicialmente por el perimetrio. Los ovarios son de 2,1 x 3,0 cm en jirafas hembras juveniles, y 2,5 x 3,5 cm en hembras adultas maduras. Ambos ovarios parecen ser igualmente activos en las jirafas y muestran folículos durante cada etapa de la vida de la hembra.
En el caso de los machos, cuentan con testículos de forma ovoides con una longitud aproximada de 10 a 14 cm y 6 a 8 cm de ancho; los cuales, se encuentran suspendidos en eje vertical por el punto medio. Los conductos deferentes miden unos 60 cm de largo y conducen a una ampolla prominente de unos 10 cm de longitud. Las vesículas seminales no lobuladas se abren a la uretra. La próstata es similar a la de otros rumiantes. En cambio, el pene es fibroelástico y en machos maduros alcanza los 77 cm cuando está flácido.
Las hembras alcanzan la madurez sexual entre 2 y 5 años, mientras que los machos lo hacen a los 3 años, en ambos casos se ha registrado en individuos en cautiverio. En la naturaleza, la pubertad puede retrasarse hasta 5 o 6 años en ambos sexos, cuando alcanzan la madurez sexual se puede llevar a cabo la reproducción de las jirafas.
Ciclo estral
Para entender el proceso de reproducción de las jirafas, es necesario hablar del ciclo estral o el celo. Las hembras presentan un ciclo estral clásico y bifásico compuesto por una fase inter-lútea (donde comienza el desarrollo folicular) y una fase lútea (con crecimiento del cuerpo lúteo). La duración de ambas fases se encuentra determinada por los niveles de progesteronas, las hormonas hipofisarias y otras hormonas involucradas. Se calcula que las hembras de jirafa pueden entrar en celo cada 15 días.
El crecimiento folicular ocurre durante la fase lútea. Cuando alcanza un tamaño para la ovulación, el folículo formado se desprende al comienzo de la fase inter lútea, presumiblemente debido a la eliminación de la inhibición de progesterona durante esta fase. En las jirafas, el estro ocurre justo después de la terminación de la fase lútea en lugar del medio o final de la fase inter-lútea. Por esta razón, la fase post ovulación es equivalente a la fase inter-lútea. Es decir, mientras se forma el cuerpo lúteo de la última ovulación, el siguiente folículo dominante crece simultáneamente.
En la reproducción de las jirafas, la ovulación tarda 5 días (aproximadamente, dos tercios de la fase folicular) hasta que el cuerpo lúteo produce cantidades medibles de progesteronas. Este periodo de ovulación suele ser más largo que el observado en otros rumiantes. La actividad sexual y la ovulación se pueden observar típicamente al comienzo de la fase inter-lútea.
Reproducción de las jirafas: cortejo y cópula
Anteriormente, mencionamos que la reproducción de las jirafas comienza con los combates entre machos por determinar quién es el macho dominante. En estos duelos, los machos balancean sus cuellos para golpear el cuello del otro, los machos trataran de esquivar los golpes de su contrincante para contrarrestar el ataque. Aunque normalmente estos combates no generan mayores daños, algunos ejemplares han presentado fracturas de mandíbula, cuello y hasta la muerte. En inglés, este comportamiento se denomina necking.
Simmons, R. & Scheepers, L. 1996, sugieren que el largo del cuello en las jirafas responde más a la presión sexual que a otras variables. Los cuellos y los cráneos de los machos son mucho más grandes y masivos en contraste con las hembras (no luchadoras), estos autores también descubrieron que existe una relación positiva entre mayor tamaño y masa de los cuellos y cráneos de los machos, y la selección de parejas reproductivas.
Cabe destacar, que los machos son capaces de detectar el estro en las hembras de jirafas al olfatear su orina. Cuando los machos detectan que una hembra está lista para la reproducción comienzan a cortejarla, con comportamientos como frotarse la cabeza, husmear la región perianal, patear con las patas delanteras entre las patas traseras de las hembras y olfatear la orina. No existe un periodo determinado para la reproducción y esta puede ocurrir en cualquier época del año, aunque los picos reproductivos se aprecian durante las épocas lluviosas.
La cópula ocurre cuando los ejemplares machos se alzan en sus patas traseras y montan a la hembra, el pene se introduce en la cavidad vaginal. Pueden ocurrir múltiples encuentros sexuales que duran solo unos segundos para asegurar la fecundación.
Gestación y parto
El periodo gestacional promedio dura aproximadamente 450 días, aunque se ha registrado hembras que han durado hasta 470 días en periodo de gestación. El primer día de embarazó se encuentra caracterizado por el aumento de la progesterona, aunque el primer signo real de embarazo es una pequeña acumulación de líquido en uno de los cuernos uterinos, esto ocurre entre los 25 y 28 días después de la fecundación.
A partir de los 60 días el feto ya muestra forma de jirafa completamente desarrollada y con un cuello alargado, en esta etapa el feto comienza a moverse dentro de la placenta.
Las jirafas dan a luz de pie, la cría emerge por el canal vaginal y caen al suelo desde una altura de dos metros. En cuestión de minutos la cría puede levantarse y comenzar a correr, prácticamente comienzan a amamantar desde el momento en que pueden ponerse de pie.
Crianza en la reproducción de las jirafas
Para concluir este tema sobre la reproducción de las jirafas, hay que destacar que después del parto, la lactancia puede durar hasta 24 meses; sin embargo, las crías ya pueden alimentarse de pasto a partir de un mes de edad. Aunque las crías nacen completamente desarrolladas dependen de los cuidados de la madre para sobrevivir a los depredadores, se calcula que solo la mitad de las crías sobreviven hasta la adultez, esto se apreció tanto en jirafas en vida silvestre como en cautiverio.
Las hembras con crías suelen agruparse y vigilar en conjunto; no obstante, los machos no participan en la crianza de los juveniles. El estro se observa a las dos o tres semanas después del parto, lo que indica que las hembras ya se pueden reproducir nuevamente.
Bibliografía
- Hall-Martin, A.J. et al. 1978.
- Lueders, I. et al. 2009.
- Lueders, I. & Pootoolal, J. 2015.
- Simmons, R. & Scheepers, L. 1996.