Reproducción de los búfalos, en estado salvaje y los domésticos

Los búfalos, Bubalus bubalis son artiodáctilos de la tribu Bovini (familia Bovidae) provenientes de Asia, que han sido domesticados y empleados en distintas actividades agrícolas desde el 1500 a.C. La reproducción de los búfalos constituye uno de los mayores intereses sobre estos animales, provocando que se creen diversos modelos de reproducción asistida.

Los búfalos, conocidos también como búfalos de agua, se encuentran típicamente en bosques tropicales, pastizales inundados, marismas y pantanos, por lo que siempre se encuentran asociados a ecosistemas con alta disponibilidad de agua. La resistencia de estos animales para desplazarse en hábitats con terrenos pantanosos, los han convertido en animales de arado muy eficientes. Adicionalmente, son empleados como animales de producción lechera en distintas regiones de Asia, Europa y América del Sur.

La reproducción de los búfalos resulta similar a la de otros bovinos, en los cuales se presenta una pubertad tardía, poca expresión estral, intervalos de parto prolongados y reproducción estacional. A pesar de que estos aspectos suelen limitar el rendimiento reproductivo, son animales ampliamente usados y reproducidos en cautiverio.

Aunque las poblaciones domésticas de estos animales han incrementado a nivel mundial el desarrollo de tecnologías y mecanización de la agricultura, además del incremento en la demanda de su carne; su bajo rendimiento, en cuanto a la reproducción de los búfalos, ha ocasionado una importante disminución en el número de animales. Los búfalos constituyen una fuente importante de producción de productos lácteos a nivel mundial, por lo que la reproducción de los búfalos es de gran importancia para la producción de varios rubros en muchos países del mundo.

Los búfalos son capaces de adaptarse a una gran variedad de condiciones y son capaces de asimilar de manera eficiente los recursos que consumen. Sin embargo, las poblaciones de estos animales han disminuido notablemente, debido a que pueden presentar bajas tasas de parto si se mantienen en condiciones no adecuadas, o debido al estrés climático que sufren en algunas regiones del mundo.

Reproducción de los búfalos en la naturaleza

La reproducción de los búfalos en la naturaleza típicamente, ocurre cuando los días son más cortos y frescos. Durante este periodo, las hembras comienzan a entrar en celo, estimuladas por las variaciones climáticas y la presencia del macho. No obstante, algunas poblaciones son capaces de reproducirse a lo largo de todo el año.

Si existen varios machos adultos en un mismo rebaño, es probable que entren en una feroz disputa, por el derecho de aparearse con las hembras. Estas disputas suelen ser muy enérgicas y el macho perdedor termina relegado o marginado fuera del rebaño. Un macho puede dominar un conjunto de entre 2 y 30 hembras en la naturaleza. Los machos pueden desplazarse por grandes distancias en la búsqueda de hembras fértiles, cuando comienza la temporada de apareamiento.

En la naturaleza, es frecuente que las hembras con crías presenten un rango de hogar definido, hasta que las condiciones ambientales se vuelven desfavorables e inician migraciones a sitios con mayor disponibilidad de recursos. La mayoría de los nacimientos ocurre durante la época de precipitaciones, cuando las pasturas son abundantes.

Por otro lado, los machos adultos pueden establecer grupos de solteros de hasta 10 individuos, siendo los machos más viejos y experimentados solitarios. Las hembras forman grupos maternales de entre 20 a 100 individuos.

La reproducción de los búfalos muestra un sistema poligínico y la hembra pare una sola cría, en raras ocasiones pueden criar gemelos. Las hembras pueden parir crías con un intervalo entre nacimientos de un año, mientras que en cautiverio pueden lograr partos anuales. La vida reproductiva de los búfalos puede extenderse por hasta 25 años.

Reproducción de los búfalos domésticos

Recientemente se han realizado muchas investigaciones para aumentar la productividad de los búfalos de agua y potenciar su reproducción, ya que es una especie con gran potencial ganadero. Una de las necesidades más grandes, es impulsar una reproducción más rápida de genotipos más productivos y la conservación de razas de búfalos en peligro de extinción. Los búfalos de cría doméstica constituyen una especie multipropósito, siendo una fuente de trabajo primordial para muchos trabajadores en áreas marginadas.

Los búfalos indios de la raza Murrah pueden sostener una producción de hasta 4000 litros de leche en 300 días, por lo que la cría selectiva puede mejorar aún más la producción de esta especie ganadera. Por otro lado, la reproducción de los búfalos y la cría de machos con buena alimentación puede lograr la producción de carne de alta calidad, a un bajo costo de producción.

En cautiverio, se han aplicado diversas tecnologías de reproducción de los búfalos de manera asistida, incluyéndose inseminación artificial, ovulación múltiple inducida y la criopreservación de gametos y embriones como una alternativa para el mejoramiento en la reproducción. Además, también se han aplicado herramientas de mejoramiento genético para la repoblación de razas en peligro. La transferencia de embriones, ha sido practicada durante las últimas décadas en la reproducción de los búfalos, reportándose logros notables y generando información valiosa para aumentar la productividad de estos animales.

En cautiverio, lo recomendable es mantener un ejemplar macho con un máximo de 30 hembras por rebaño.

Actividad reproductiva

La reproducción de los búfalos machos puede comenzar a los 2 o 3 años de vida, cuando estos maduran sexualmente. Los búfalos mantenidos en cautiverio y empleados para la reproducción, pueden ser entrenados para extracción de semen a partir de los 3 a 4 años de edad. Los niveles de testosterona en estos animales aumenta con el tiempo. De esta manera, los individuos juveniles tienen concentraciones de entre 0,1 y 0,33 ng/ml, mientras que los adultos (animales mayores de 4 años) tienen concentraciones de testosterona de aproximadamente 0,55 ng/ml.

El éxito reproductivo depende del estado de salud de los reproductores. En la mayoría de los casos, la presencia del macho estimula la entrada en celo de una o varias hembras, por lo que en cautiverio la presencia de un macho es fundamental para que la reproducción de los búfalos ocurra de manera exitosa. No obstante, los machos suelen tener disputas territoriales por el control del rebaño y sus batallas pueden provocar serias heridas a las hembras o a los machos combatientes, siendo común que el macho más débil se rinda y se aleje del territorio del macho vencedor.

Los actos reproductivos generalmente ocurren durante la época de sequía, cuando los recursos son escasos. Las hembras muestran algunas señales de receptividad o síntomas de celo como intentar montar al macho, permitir olfatear el área genital por parte del macho, orinar frecuentemente, muestra hinchamiento del área genital y mueve la cola frecuentemente. Por otro lado, el macho es capaz de detectar qué hembra esta lista para aparearse y este último la persigue hasta que la hembra accede a la monta. Los machos evalúan el estado reproductivo de las hembras oliendo sus genitales y realizando el reflejo de Flehmen al lado de la hembra. Otras muestras de interés de apareamiento son los bramidos y comportamientos inquietos por parte de ambos sexos.

Fertilización, desarrollo embrionario, embarazo y parto

Las hembras jóvenes suelen tener celos menos duraderos que los de las adultas, variando entre dos semanas para las hembras jóvenes y sobre un mes para las adultas. En cautiverio, procesos como la inseminación artificial suelen presentar cierta dificultad en las hembras jóvenes, también denominadas bubillas.

El celo ocurre principalmente durante la época de sequía, lo que resulta un problema para la reproducción de los búfalos en cautiverio. Otro aspecto determinante para la aparición del celo, son las condiciones corporales de la hembra. Una hembra en condiciones óptimas para aparearse debe tener una edad de aproximadamente dos años y un peso mínimo de 375 kilogramos. Bajo estas condiciones, se pueden desencadenar todas las respuestas hormonales para que la hembra entre en celo. La ovulación ocurre tras presentarse los síntomas de celo y puede durar cerca de 24 horas, tiempo durante cual puede ser montada por el macho en varias oportunidades.

La gestación de las búfalas varía dependiendo de la raza, desde unos 300 días hasta unos 330 días, siendo cerca de un mes y medio más tardía que en el ganado vacuno. Una vez ocurre el parto, la hembra proporciona calostro a su cría por al menos 10 días y luego comienza la producción de leche normal, pudiendo iniciarse en las actividades de ordeño. Las hembras de búfalos son capaces de amamantar a otras crías sin ningún problema, lo cual resulta importante para aquellas crías que pierden a su madre y viceversa. Una hembra generalmente pare a una sola cría por parto, sin embargo, en algunos casos pueden ocurrir partos múltiples.

Con posterioridad al parto, la hembra puede entrar en celo al cabo de un mes aproximadamente. Aunque esto va a depender de las condiciones ambientales en las que se encuentre y el tipo de alimentación.

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Referencias

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